Hoy quiero hablarte de algunos hábitos y rutinas que te ayuden durante el confinamiento a sentir mayor sensación de bienestar. Vamos a entrenar el cerebro para que podamos crear unas dinámicas saludables que nos aporten bienestar emocional en estos momentos de miedo, confusión y caos.
El momento presente nos invita a crear nuevos hábitos para que podamos ir adaptando la manera de funcionar de nuestro cerebro a la nueva situación actual. Todas echamos de menos algunas cosas de nuestra vida antes del COVID-19 pero estamos aquí, y de nada sirve lamentarse. Esta situación nos exige volver al momento presente y preguntar nos: Con lo que hay ¿qué hacemos?
Bien, pues resulta que a nuestra mente le encanta poder anticiparse y estructurar las cosas. A nuestro cerebro le encanta automatizar maneras de hacer y tener sensación de «control» . A los niños/as, concretamente, les viene genial poder tener unas rutinas en las que poder sentirse seguros y confiados.
Hábitos para vivir consciente.
Un hábito es una acción que elegimos repetir para obtener determinados resultados. Podemos elegir nuestra actitud frente a las circunstancias que vivimos modelando nuestros pensamientos, acciones y emociones ya que están íntimamente ligados.
Duerme y descansa.
Para poder sostener y tomar buenas decisiones es necesario que no tengamos sueño. Que tengamos energía para poder llevar nuestras tareas a cabo. Al estar confinados y no tener un horario estricto de trabajo puede ser que se vean alteradas nuestras horas de sueño. En la medida de lo posible sigue yéndote a dormir temprano y levántate pronto para aprovechar el día y sentirte activo.
Mantened la casa limpia y ordenada.
Uno de los hábitos y rutinas durante el confinamiento que algunas ya habéis empezado a hacer es el método a lo Marie Kondo. Sacar y hacer limpieza. El psicoanálisis defiende que la casa no deja ser el reflejo de uno mismo, de tu estado interno. Así que ahora nos interesa sentirnos a gusto con lo que somos y en dónde estamos.
Aprovechad para transmitirles a los niños/as que ordenar y recoger viene de la necesidad interna de estar en orden y sentir paz interna. Incluirlos en las tareas del hogar y que os ayuden a cuidar de las zonas comunes poniendo el foco en el bienestar común y la convivencia.
Intentad distribuir los diferentes espacios para que cada miembro de la familia tenga su lugar y adaptaros a los nuevos ritmos y necesidades de trabajo. Dadles a los niño/as también su «zona de trabajo, estudio o juego».
Cuando saquéis materiales o juguetes, indicar la zona de juego y antes de sacar otro material recoged y guardad el actual.
Pregúntate antes de comer si tienes hambre.
A veces, tenemos simplemente sed o estamos aburridos. No sobrecarguéis el sistema digestivo. Estos días poned atención a la alimentación. Disfrutad del placer de comer cosas que os gusten y con las que disfrutéis pero mantened una alimentación limpia. No intoxiquemos a nuestro cuerpo para mantener nuestro nivel de energía alto.
Es un buen momento para volverte un poco más «cocintas» y probar recetas nuevas y saludables. Anímate a practicar el realfooding y aplica la regla del 80-20. Que el 80% sean no procesados y deja solo un 20% para los ultraprocesados. Tu cuerpo es tu templo y si lo cuidas bien sentirás mayor lucidez y podrás gestionar mejor tus emociones.
Entrad en silencio.
Es una práctica sencilla que siempre hacía en el cole con mi alumnado de entre 3 y 5 años. Intentad estar en silencio un ratito, con los peques podéis probar de ponerles un reloj de arena como cuenta atrás de 2-5 minutos y ayudarles a disfrutar de ese momento respirando y simplemente estando. Este es uno de los hábitos y rutinas que durante el confinamiento podemos adoptar de forma muy fácil si lo practicamos.
Los niños/as lo hacen incluso mejor que nosotros porque es a nosotros a quien a menudo nos cuesta entrar en silencio, ir hacia adentro y encontrarnos con lo que somos.
Disfrutad de estar presentes y de bajar ritmos. El momento presente nos pide a gritos EQUILIBRIO. Esto no va de seguir con el mismo ritmo frenético pero encerrados. No va de “llenar” horas ni de seguir distraídos. Nos invita a parar. A SER y ESTAR. Va de habitarse a uno mismo y a nuestros hogares.